Es evidente que el peronismo sigue vivo, tan vivo que
nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner hace un tiempo afirmo ser
peronista, pero no “Justicialista”. Esta afirmación hizo mucho ruido entre los
peronistas que apoyan fielmente al modelo iniciado en el año 2003. Es que la
lealtad en el partido Justicialista siempre fue practicada a rajatabla. Sobre
todo en los años 90’. Es evidente que ese modelo peronista neoliberal iba a
causar una ruptura dentro de la cúpula del partido.
Me atrevo a decir,
que el Partido Justicialista pierde su prestigio por culpa de los propios
“justicialistas”. El PJ apoyo y sostuvo con firmeza al ex
presidente Carlos Menem; es evidente que alguien tenía que hacer mea culpa y, ese alguien sin dudas fue
Néstor Kirchner, con su armado político
denominado “Frente Para la Victoria”, el cual se conforma por agrupaciones de
izquierda no peronistas, aunque la mayoría de sus adherentes son peronistas. Marcando de esta manera una diferencia clara
de concepción política y de encuadramiento que no solo está provisto de
agrupaciones peronistas.
Ante todo este panorama
político, ¿dónde se encuadra el peronismo? En sus principales conceptos: “Liberación
Nacional”, “Justicia Social” y, “Soberanía”. Este es el eje conceptual del
justicialismo de Juan Domingo Perón, a mi humilde entender, muy distinto al
menemismo que afirmaba ser “peronista” y
provenía del Partido Justicialista. El miedo de Evita, aquel del que hablaba
durante sus discursos en la Escuela Superior Peronista, se hizo realidad en el
peronismo durante la década de los 90’: La oligarquía peronista había llegado
al poder, para devastar absolutamente
toda la economía argentina y poner al país bajo el ala de los intereses
extranjeros. Dejando en claro que ya el justicialismo no luchaba por los ejes
conceptuales que nombre anteriormente, sino que daba lo mismo ser yankee,
bolchevique, maoísta y peronista. En conclusión, el peronismo había perdido
todo valor, el Partido Justicialista ya no representaría los intereses del
pueblo.
Pese a todas estas
circunstancias, el peronismo sigue en pie, recupero su credibilidad a partir de
Néstor Kirchner, político que milito toda su vida en el PJ, pero que alertado
del desgaste que había sufrido el partido, decidió extender su cobertura
política, y quizás a partir de allí, dar nacimiento a una nueva rama dentro del
peronismo: el “kirchnerismo”, abrazando de esta manera a todo el peronismo
progresista, de izquierda o revolucionario. De esta forma, queda en evidencia,
lo mejor del peronismo, el que rescata los conceptos de “Justicia Social” y “Soberanía
económica”, y los pone en práctica día a día. Un peronismo que ha dejado de
lado las malas costumbres, y que debe seguir luchando por no caer nuevamente en
ellas. Este es el peronismo que encuadra al FPV.
Entender estas
cuestiones, nos hace reflexionar a todos los peronistas, ortodoxos o no
ortodoxos. De lo que no hay dudas, es que el FPV tiene en su esencia, el
peronismo marcado a fuego. La doctrina peronista es puesta en práctica.
Atrás quedan
aquellos que interpretan al peronismo solamente como un movimiento de derecha
ortodoxo y rancio, al estilo Lopez Rega con su triple AAA, el peronismo de los
sindicatos manejados por burócratas que enriquecen sus bolsillos a costa de los
trabajadores y, en esta carrera, poco a poco, van quedando atrás, aquellos
miembros del PJ menemista neoliberal.
Adelante, largo camino por recorrer, el peronismo de la
nueva era, que mantiene intacta su esencia, y resalta los valores que el
General Perón supo darle a su pueblo.